Patricia amamanta a su bebé y se saca leche. Foto de Patricia Vázquez

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Dona leche, dona vida

Un total de 78 hospitales repartieron en 2021 más de 13.300 litros de leche donada en los 16 bancos de leche españoles. Fue posible gracias a 2.647 madres que con su leche alimentaron a 3.726 bebés ingresados en las unidades de Neonatos de los hospitales de todo el territorio nacional. Patricia Vázquez, periodista y mamá donante nos cuenta su experiencia en primera persona.

Hace unas semanas me propusieron escribir esta columna de opinión. Lo hicieron a raíz de un reportaje que escribí sobre la importancia de la donación de leche materna con el que pretendía crear una llamada de atención sobre este tema, tan vital para algunas mujeres y sus hijos. El artículo tuvo tan buena acogida que aquí estoy contando mi experiencia personal para que otras madres puedan conocer su enorme importancia

Para mí es un tema bastante conocido. El propio Banco de Leche Materna de Granada ha hecho bastante promoción al respecto; yo soy mamá donante desde hace tres años que tuve a mi primera hija.

Sin embargo, al compartir el enlace de la noticia entre mis grupos de WhatsApp, me di cuenta de que mucha gente de mi alrededor desconocía que existía esta iniciativa para salvar a los bebés enfermos (y, dicho sea también, calmar la agonía de sus madres) con el alimento más natural que puede ayudar a estos pequeños indefensos.

Siempre había leído sobre el llamado ‘oro blanco’ pero nunca se me había pasado por la cabeza ser donante. Supongo que porque no había sido madre todavía.

Un bebé pequeño toma entre 80 y 120 mililitros aproximadamente en cada toma, lo que significa mucha leche todos los días, algo que a las madres que no pueden proporcionar amamantar a sus bebés les puede generar una auténtica agonía -y ahora que soy madre lo sé de buena tinta-.

Patricia Vázquez

Y es que los beneficios de la leche materna son prácticamente infinitos según los expertos. La leche materna está llena de células, hormonas y anticuerpos para que el bebé crezca y se convierta en un ser fuerte y saludable.

Además, algunos de esos nutrientes también ayudan a proteger al recién nacido contra enfermedades infantiles comunes, como el asma, la obesidad y las infecciones del oído, entre otras. Pero en mi opinión, lo más importante es que ayuda a reducir el riesgo del Síndrome de Muerte Súbita del lactante.

Confieso que mi vena solidaria viene desde que era pequeña, cuando con 10 ó 11 años ya pensaba en hacerme misionera e irme a algún país en vías de desarrollo a ayudar a otras personas -algo que no he podido hacer aún, por cierto, pero esa puede ser una historia que os cuente otro día-.

El caso es que en el momento en que Candela nació noté cómo resurgió en mi esa necesidad de ayudar, de poner mi granito de arena para que otros bebés salieran adelante. Me ponía en la piel de esas madres que tenían que ver a sus hijos recién nacidos dentro de una urna de cristal, tan pequeñitos, rodeados de tubos y con la angustia de saber que no podían alimentarlos de su propia teta; y se me cogía un nudo en el estómago pensando que podía haber sido mi preciosa bebé la que estaba detrás de ese cristal.

Así que, a pesar de la oposición -o llamémoslo desconocimiento- de mi pareja y familia -que no entendían por qué me sacrificaba para sacarme leche para otros cuando podría estar guardándola para mi propia hija-, me hice donante de leche materna. Y lo he sido hasta que le retiré el pecho a mi hija mayor después de 2 años.

¿El proceso?

Tan sencillo como hacerse una analítica, tener hábitos de vida saludables y la fuerza de voluntad de usar un saca leches aún cuando tus pezones están doloridos de tanto que mama tu bebé. Un saca leches, por cierto, que te pueden facilitar desde el mismo banco de leche de la zona donde vivas.

Lo demás son todo satisfacciones. Saber que estás ayudando a otros niños y ver la cara de agradecimiento de las trabajadoras de la unidad de neonatos del Hospital de Maternidad de Granada que, por poca cantidad que puedas llevar, siempre te aplauden como si de cientos de litros de este preciado líquido se tratase.

He tenido la satisfacción personal de conocer a las madres de los bebés a los que he ayudado con mi leche. Escuchar sus audios llorando de agradecimiento y notar cómo se me erizaba la piel. Se me sigue erizando al recordarlo.

Patricia Vázquez

Así que sí, ahora he vuelto a ser madre y en cuanto Jimena comience con la alimentación complementaria, volveré a hacerme donante de leche materna. Por mí, porque me gustaría que mis hijas aprendieran que ser solidaria y ayudar a otras personas es algo que te llena el alma, y porque todos merecemos una oportunidad, y mucho más si acabas de llegar a este mundo, ya de por sí complicado.

A ver si consigo superar los 19 litros de leche con los que ayudé a 27 recién nacidos.

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