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Un nuevo curso, una nueva oportunidad 

El vídeo de un niño de 11 años recibiendo insultos en la celebración de su cumpleaños por parte de sus compañeros de colegio en Mallorca se viralizó en redes sociales provocando aparentemente la «indignación social». Pero ¿Realmente es un fenómeno ajeno a nuestra sociedad?. Patryx es maestra de primaria en Granada y ha compartido en Igualdad en Granada una interesante reflexión sobre acoso escolar.

¡Niñata!, ¡Enano de mierda! ¡Marica! ¡Marimacho! ¡Ballena! ¡Negro! ¡Moro!  ¡Idiota! ¡Imbécil!… 

¿Alguna vez lo has oído? ¿Lo has visto escrito?.

Esas son las cosas que dicen nuestros niños y niñas mientras juegan en el patio y quieren convencerme de que, «Seño, es broma». Es algo que me genera tal malestar que mi energía se agota y agota, hasta el extremo de caer exhausta en un silencio asfixiante y absoluto cuando abro la puerta de mi casa. Necesito tomar respiro y fuerzas para afrontar las “bromitas” del día siguiente. No quiero pensar cómo han de sentirse esas personitas que están forjando su personalidad y autoestima y a las que van destinados estos INSULTOS. Por cierto, soy maestra.

Sin embargo, de qué me extraño si con sólo pulsar un botón nuestros sentidos reciben una auténtica tormenta de pensamientos negativos, bromas pesadas, retos peligrosos, opiniones destructivas, calificativos con “retintín”, esos en los que las vocales se alargan dejando que la música exprese el verdadero sentimiento. En ocasiones me siento con la obligación de abrir ese mundo “pantallil” y ver perpleja, cómo se hablan entre unos y otros mientras se ponen a parir. Incluyamos aquí: los medios de comunicación, la publicidad, las redes sociales :Twiter, Facebook, Instagram, Tik tok…

Llama la atención los grupos de Whatsapp de las madres/padres, parece ser que no se salva nadie; el centro de la diana sale siempre criticada, juzgada y cuestionada,—- no en todos los grupos, afortunadamente— . Expreso lo que mi experiencia me ha enseñado sobre lo fácil que es insultar, menospreciar, criticar, desacreditar a cualquiera, tónica generalizada de malos tratos entre algunos adultos. Luego queremos que los niños sean respetuosos, bondadosos, buenos compañeros, felices y que tengan un mundo mejor. Revisemos el plan.

Comienza un nuevo curso

Aunque en el curso de la vida todos los días son importantes para aprender a ser mejores personas, para crear un mundo más justo y solidario; parece que nos olvidamos de ello cuando empieza septiembre y sólo vemos tareas, horarios, exámenes y rutina. Pretendemos ser la mejor persona, la más guapa, que saca mejores notas, siendo la más guay, la que tiene más seguidores en Instagram o más “likes” en Tik tok, aunque sea a cualquier precio.

Es en ese día a día, el principio de curso, donde padres, madres, maestros, maestras, alumnos y alumnas, deberíamos arroparnos con todo el cariño que nos merecemos y caminar juntos para mejorar este mundo cada vez más virtual y alejado de lo humano, amable y personal. Caminar juntos por un mundo más libre de juicios, de críticas, de burlas y convertir ese espacio en una casa común más amable, libre y cuidadosa, y no en una jungla de “¡Sálvese quien pueda!” donde vale todo. Me viene a la mente por ejemplo  “El Juego del Calamar”. Alumnos y alumnas de siete años contaban qué cosas veían en esta serie y yo, sin dar crédito. Me planteé verla de principio a fin para saber de qué hablaban. Semanas después, salía en los telediarios que había casos de juegos violentos en los patios. Es para pensárselo.

Es un camino arduo y difícil, lo sé, pero no imposible. En ese camino quizás sea necesario trabajar con nuestros chicos y chicas desmontando estereotipos y formas, ya muy enquistadas. Comencemos por nosotros mismos, por nosotras mismas. Comuniquemos, debatamos, cuestionemos todo entre todos. Elijamos contenidos adaptados a sus edades. Aquí los adultos tenemos mucho que contar, mucho que enseñar y mucho que cuidar con nuestros gestos. Comencemos nosotros para darles ejemplo a ellos.

Te propongo lo siguiente. Cuando comience el día, dile a tu hijo/a que hoy será un día estupendo, que tienda la mano a quien lo necesite, que sonría, que la crítica y los mensajes destructivos nos destruyen poquito a poco, nos consume por dentro, y que todos, todas somos valiosos en nuestras diferencias. Que el día merece la pena si antes de acostarnos hacemos un recuento de los buenos momentos que hemos sentido y que hemos hecho sentir a otros. Comencemos el día con buena energía, con mensajes positivos, con cuidados y amabilidad hacia nosotros mismos y hacia los demás.

Ahí comienza el cambio,

con pequeños grandes gestos.

Ahí comienza la sonrisa,

con la mirada empática.

Ahí comienza la esperanza,

con las palabras cuidadas siempre,

que nos hacen mejores personas.

En ese día a día comienza una nueva oportunidad,

por un mundo mejor,

donde todos podemos poner nuestro granito de arena.

Comienza un nuevo curso y con él, una gran ilusión y una gran oportunidad.

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