El proyecto Huellas, impulsado por la Delegación de Igualdad y Corresponsabilidad de la Diputación de Granada, en colaboración con la Entidad Local de Carchuna-Calahonda, nace como un ejercicio colectivo de reconocimiento y gratitud a las mujeres de Calahonda, cuyo trabajo, cuidados y saberes sostuvieron el pulso cotidiano del pueblo durante décadas
En Calahonda, el mar no solo ha marcado el paisaje: ha moldeado vidas. Frente a sus aguas crecieron generaciones de mujeres cuyo trabajo, cuidados y saberes sostuvieron el pulso cotidiano del pueblo durante décadas. Hoy, esas historias —tantas veces invisibles— emergen en forma de memoria compartida a través del mural «Huellas de las mujeres en Calahonda. Las mujeres y el mar», un homenaje vivo a quienes las precedieron.
El mural ha sido creado por mujeres que actualmente habitan Calahonda. Ha sido dinamizado por la artista textil Beatriz Constán y nace como un ejercicio colectivo de reconocimiento y gratitud: desde las huellas que dejaron aquellas mujeres y desde los recuerdos que aún permanecen —amasados con ternura y respeto—, la obra evoca una genealogía femenina profundamente ligada al mar, entendiendo este no solo como escenario, sino como fuerza vital que organizó los ritmos de la existencia.
Como el mar que baña la costa, estas mujeres fueron guardianas y protagonistas silenciosas de la historia local. Sus vidas estuvieron marcadas por los ciclos marinos: las mareas, las faenas, la espera, la escasez y también la celebración. Cocinaban con lo justo al calor de la lumbre, bordaban a la luz del día o del candil, remendaban entre risas y consejos. Recolectaban hinojos, cardos y borrajas; transportaban el pescado en cestos de esparto para venderlo; preparaban escabeches, secaban pulpos y bogas, colgaban boquerones y ristras de pimientos al sol.
@igualdadengranada 🎨 𝐄𝐪𝐮𝐢𝐩𝐨 𝐇𝐔𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 𝐂𝐚𝐥𝐚𝐡𝐨𝐧𝐝𝐚: ¡𝐄𝐱𝐩𝐨𝐬𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐦𝐮𝐫𝐚𝐥 𝐞𝐧 𝐚𝐜𝐜𝐢𝐨𝐧! 🖼️ Nuestro equipo HUellas Calahonda en acción, preparando la exposición de su mural. ✨ Un trabajo de meses de convivencia, puesta en común, investigación, hermandad, creatividad 🤝 que se mostrará al público mañana, 31 de octubre 🗓️ en su municipio. 🌟 Protagonistas: Las Mujeres de Calahonda 👩🦳🧕👵 Mañana, las mujeres de Calahonda serán protagonistas, su pasado, presente y futuro en este proyecto HUellas de recuperación y homenaje a las mujeres de los pueblos de Granada. 💖 🤝 Un proyecto de la delegación de Bienestar Social, Igualdad y Familia de la @Diputación de Granada, en este caso con la colaboración de la ELA Carchuna Calahonda. 🏘️ Un equipo dinamizado por la artista textil, Beatriz Constán. 🧶 #huellas #memoriadelasmujeres #granadallenadevida #calahonda #mujeresdegranada #arte ♬ Agua – Valeria Castro
Eran mujeres que sostenían la vida desde lo cotidiano: curaban, parían, criaban. Blanqueaban las casas con cal, partían almendras, pisaban el pescado en los sequeros con los pies curtidos por la sal. Muchas trabajaban desde sus propias viviendas, abrían pequeñas tiendas, hacían churros, fiaban cuando hacía falta. Muchas quedaron viudas, muchas estuvieron solas. Todas compartieron una misma fortaleza hecha de coraje, dignidad y ternura.










Sus huellas no aparecen en los libros de historia, pero habitan en la memoria colectiva: en la rasera gastada, en el panero y el cántaro, en el patio con flores, en los pestiños, en el botijo. Y, siempre, en el sonido del mar.
El proyecto Huellas, impulsado por la delegación de Igualdad y Corresponsabilidad de la Diputación de Granada, en colaboración con la Entidad Local de Carchuna-Calahonda, forma parte de una iniciativa provincial destinada a la recuperación de la memoria de las mujeres. Su objetivo es traer al presente relatos que durante demasiado tiempo permanecieron en silencio, para que no se pierdan, para que se escuchen, para que se hagan visibles.
Porque su historia también es la nuestra.
Porque sus huellas, como la mar, permanecen siempre vivas.

Memorias de nuestras mujeres
«Nosotras venimos de mujeres que vivieron frente a este mar.
Mujeres que aprendieron a leer sus mareas y a sostener la vida en silencio.
Cocinaban con lo justo, en la lumbre de la chimenea.
Bordaban velos a la luz del día o del candil.
Remendaban con paciencia, entre risas y consejos.
Recogían hinojos, cardos, borrajas.
Llevaban el pescado en cestos de esparto para vender.
Ponían los jureles en escabeche. Las bogas y los pulpos a secar.
Colgaban los boquerones en cañaos.
Secaban tomates al sol y colgaban ristras de pimientos rojos para que se secaran.
Siempre con el olor del mar y el calor de la casa.
Curaban, parían, criaban.
Blanqueaban las casas con cal, partían almendras, pisaban el pescado en los sequeros con los pies curtidos por la sal.
Tenían tiendas en casa, hacían churros, dejaban fiao.
Muchas eran viudas. Muchas, solas.
Pero todas con coraje, dignidad y ternura.
Recordamos sus migas hechas con la rasera gastada.
El pescado en la zaranda.
El panero, el cántaro, el patio con flores.
Los pestiños, el botijo.
Y siempre, el sonido del mar.
Ellas: madres, abuelas, tías, vecinas… son memoria viva.
No están en los libros, pero habitan en nosotras.
Como el mar, que siempre está.»


