Hablamos con la exitosa escritora de novela negra, y también juvenil, en la 42 edición de la Feria del Libro de Granada
May R. Ayamonte no es una joven promesa, es un activo literario joven y brillante que toma y devuelve la magia granadina ambientando sus populares novelas en nuestra ciudad nazarí. Con 28 años, graduada en Estudios Ingleses, dos másteres en enseñanza y literatura con perspectiva de género, la trayectoria literaria y vital de May sólo hace que subir como espuma fresca.
Ha publicado doce novelas: ‘Amor más allá de la unicidad’, Bubok, 2010; ‘Iris’, Novum Publishing, 2011; ‘Las dos primeras partes de la trilogía Infinite’, 2 De Letras, 2013-15; ‘Besos Entre Líneas’, Planeta, 2016; ‘De Nadie’, Destino, 2017; ‘Contracorriente’, Destino, 2018; ‘Mar Profundo’, Edebé, 2021; ‘Las niñas salvajes’, Contraluz, 2022; ‘Las aguas sagradas’, Contraluz, 2023; ‘Canela y sal’, Anaya, 2023; y la última que ha promocionado en esta Feria del Libro: ‘Los hijos malditos’, Contraluz, 2024.
Natural de Ayamonte, cursó sus estudios en Granada y lleva ya ocho años respirando y escribiendo en nuestra ciudad, donde ambienta sus novelas. Hemos acudido atraídas por la melodía de Hamelín en la determinación de sus palabras, por la cola de sus fans esperando su firma en la Feria del Libro de Granada, y nos ha regalado esta entrevista para compartir en nuestro blog.
Empezaste a escribir muy joven, ¿Cuándo comenzó todo?
Empecé a escribir cuando era una niña, escribía cuentos. A los 12 años terminé mi primera novela, de literatura juvenil donde los personajes tenían la edad que yo tenía. Esa novela la auto publiqué con ayuda de mis padres de manera gratuita; hicimos una presentación en Ayamonte, en mi pueblo, se vendieron 20 libros y yo salí muy contenta y seguí escribiendo. Cuando tenía 13 años terminé otra historia que también autopublicamos. Después de eso, con 15 años entré en una editorial pequeña y publicamos otros dos libros de literatura juvenil; y a los 18 años me fichó la editorial Planeta y saqué con ellos mi primera novela juvenil que llegó a las librerías; y desde ahí no he dejado de escribir.
En los últimos años he publicado varias novelas juveniles, ahora oriento mi carrera juvenil a los libros de prescripción para institutos que se leen de lectura obligatoria en clase de lengua y escribo novelas negras adultas para el circuito de librerías, que son las novelas que llegan a todos los lectores. Digamos que ahora escribo juvenil para instituto y literatura adulta negra en general como autora a nivel de librería.
¿Qué les gusta leer a los jóvenes? ¿Estamos generalizando cuando decimos que los jóvenes no leen?
Los datos nos muestran que en los últimos cinco años los jóvenes cada vez leen más. Contamos con las búsquedas que aparecen en Google, con los índice de ventas de literatura juvenil, el género líder dentro del mercado que cada año crece más. Todo esto demuestra que los jóvenes cada vez leen más y de hecho gracias a las redes sociales y a la tecnología, se crean comunidades de lectores en Instagram, en TikTok, en YouTube, que hacen que lean más.
¿Entonces la lectura entre los jóvenes comienza en redes, por parte de estas comunidades? ¿Qué es lo que leen?
Novelas que conectan con ellos. Evidentemente el Quijote no les interesa, pero es que ¿A qué ser humano de 13 años le va a interesar el Quijote si no conecta con la historia ni con los personajes? Lo que conecta con ellos son novelas contemporáneas escritas por autores que utilizan el mismo lenguaje que ellos, donde la tecnología forma parte de las tramas y que de alguna manera trata sobre sus conflictos que tienen que ver con la identidad y con el momento histórico que vivimos cada año, que es diferente; y por supuesto muy distinto a cómo era el momento histórico hace 500 años. Yo creo que comienzan leyendo literatura juvenil y con los años irán leyendo otras cosas que les interesan.
¿Y tus libros? ¿De qué hablan?
Cuando yo escribía literatura juvenil, mis libros eran novelas juveniles contemporáneas, algunas de fantasía, otras románticas, que tenían que ver con los conflictos que yo vivía; con descubrir mi propia sexualidad, con las primeras relaciones sexuales y amorosas, con encontrarme a mí misma, con saber qué quería ser cuando fuera mayor, qué quería estudiar, a qué quería dedicar a mi vida. Se trataba un poco de esa idea de encontrarnos a nosotros mismos que yo creo que conecta con ellos porque es el momento que vives cuando tienes esa edad. Y a día de hoy mis libros tienen mucho que ver con la memoria, porque yo soy una autora profundamente obsesionada con la memoria, entonces mis novelas juveniles dirigidas a los institutos, una de ellas, ‘Canela y Sal’, trata sobre cómo vivían las mujeres durante la posguerra y la dictadura, una historia de una abuela contándole a su nieta, como mi abuela me la contaba a mí, que era una mujer del mundo rural.
Tengo otra novela que se llama ‘Mar profundo’ que trata sobre el autismo y la inclusión en el aula de las personas que tienen autismo; al final son diferentes temas que tienen que ver con las realidades que rodean a todo ese alumnado que termina leyendo.
Y siendo una fanática de la memoria, ¿cuál es la deriva que te lleva hacia un público adulto y la novela negra? ¿Has conseguido conjurar la magia de conectar la memoria con la novela negra?
Acabo escribiendo novela adulta y novela negra porque yo crezco con mis personajes y con mi narrativa. Llega un momento en el que la literatura juvenil no me daba todo lo que necesitaba para poder escribir. Necesitaba personajes que conectaran conmigo y mis conflictos son ahora muy distintos a cuando tenía 15 años, no tenían absolutamente nada que ver. Y es verdad que la novela negra es un género muy crítico socialmente que me permitía hablar de los temas que me interesaban. Y de hecho la trilogía de las niñas salvajes precisamente habla de memoria histórica, de los bebés robados, de muchas cosas que han pasado en nuestro país, más allá de asesinatos e investigaciones.
Cuéntanos sobre tu último trabajo, ¿Qué has venido a presentar a esta Feria del Libro?
Acabamos de publicar el tercer libro de la trilogía de Jimena Cruz. El primero son ‘Las niñas salvajes’, el segundo ‘Las aguas sagradas’ y el tercero ‘Los hijos malditos’ y estamos promocionando ese cierre de trilogía, aunque son novelas autoconclusivas que se leen de manera independiente, la tercera historia de Jimena antes de que yo empiece a escribir otra cosa dentro de la novela negra.
Aunque no eres nacida aquí, ambientas tus novelas en Granada ¿Te ha atrapado la magia granadina?
Yo me crié en Ayamonte, pero pasé mucho tiempo en Granada. Mi madre es granadina y yo he vivido mucho en Granada porque aquí estaban mis abuelos y mi familia. Hace 8 años me vine a vivir aquí para terminar la carrera y venía solo para un año. Y me pasó esto que hablamos de la magia de Granada, ¿no? Aunque yo conocía Granada, la conocía desde la perspectiva de una niña que va con sus padres a ver a su familia y cuando me mudo aquí, la ciudad me atrapó. Tanto, que tenía un trabajo en Madrid que rechacé y me quedé en Granada porque la ciudad me fascinó. Creo que es una ciudad con una carga patrimonial brutal, que además a nivel literario es un fenómeno que no se puede olvidar. Y que creo que puede ser muy interesante para los lectores.
¿Cómo se lleva ser una escritora de éxito en el mundo editorial? Que en el fondo también es muy competitivo.
Pues en realidad siempre cuento lo mismo, pero cuando escribía literatura juvenil era demasiado joven para escribir y además era una mujer. Pero es verdad que dentro de la literatura juvenil, tristemente, tanto la infantil como la juvenil, los consideramos un género menor, por lo tanto lo escriben las mujeres, nos parece lógico que lo escriban las mujeres. Y sin embargo cuando las mujeres escribimos otros géneros, no entienden, o los lectores y la mayor parte del sector no entiende, por qué lo hacemos. Sin duda veo los contrastes y las diferencias que vivimos las mujeres cuando escribimos novela negra.
Lo primero que me preguntan en presentaciones y charlas es: ¿escribes novela negra con lo joven que eres? Es la primera pregunta. Como si no pudiéramos aspirar siendo mujeres jóvenes a escribir algo más allá del género infantil y juvenil, que son estupendos y maravillosos, pero podemos escribir cualquier otro género. Y por supuesto que noto la diferencia de trato con mis compañeros. Sólo hay que ver el cambio que propició Dolores Redondo en la novela negra en nuestro país. Yo siempre digo que estoy muy agradecida a Dolores porque ha marcado una nueva tendencia para nosotras y nos ha abierto camino. De alguna manera nos empiezan a tomar un poquito más en serio porque ha habido alguna mujer que ha tenido un best seller. Pero eso no significa que de verdad nos tomen en serio porque esto parece ser un paso para adelante y otro para atrás.
¿Qué supuso en estos pasos de mujeres escribiendo novela negra el ‘descubrimiento’ de la identidad de Carmen Mola?
Pues fue un bajón. El impacto que tuvo Carmen Mola para nosotras como autoras, teniendo en cuenta lo que a nosotras nos cuesta que nos tomen en serio, que apuesten por nosotras siendo mujeres; y cuando una mujer, aparentemente una mujer, empieza a vender mucho y le van a dar un premio de gran reconocimiento como el Premio Planeta, aparecen tres hombres y te sientes totalmente estúpida. Nosotras nunca recibimos oportunidades y parece que las oportunidades que se le han dado a Carmen Mola es porque eran tres hombres. Aunque, evidentemente seguimos luchando y nos queda mucho recorrido.
Me han contado que cuentas con un grupo de amigas que te apoyan ‘fuerte’, que te dan el feedback de tus escritos, que acompañan y aportan en tus presentaciones. Quería que compartieras tu reflexión sobre esa necesidad de construir una red de apoyo para tomar ese impulso y fuerza en nuestras carreras profesionales.
En el mundo patriarcal en el que vivimos, las mujeres necesitamos ser sororas unas entre otras y construir esas redes de apoyo. Si no somos nosotras mismas las que nos apoyamos y nos levantamos, ¿Quién lo va a hacer por nosotras? Porque… Ya te digo yo que en un mundo patriarcal nadie más lo va a hacer. Al final es llevar esa filosofía a todas las facetas de tu vida. Mis amigas, algunas escritoras, otras no, me apoyan en todo lo que hago pero por supuesto también en mi trabajo. Y ya te digo que si no lo hicieran ellas y si entre mujeres no nos leemos, no nos apoyamos, no nos levantamos, no nos recomendamos, ¿quién lo va a hacer?
Durante mis firmas muchas veces me dicen, ay, estoy entre este libro y este; y el otro libro está escrito por un hombre y siempre digo, llévate este escrito por una mujer. Nosotras tenemos que fomentar la literatura y la cultura que producen las mujeres.
¿Puedes comentar sobre la necesidad de referentes en nuestro trabajo y nuestra vida?
Yo crecí sin referentes, sobre todo cuando hablamos de literatura. Las cosas no han cambiado. Te vas a las clases de lengua y ¿Qué autores están leyendo? ¿Qué referentes tienen las niñas que quieren escribir o las niñas que quieren participar del mundo de la cultura? Generalmente ninguno y cuando tienen algunos, es porque hay algún profesor o profesora que está de alguna manera involucrada en todo esto y promueve ciertas autoras para que las niñas tengan estos referentes.
Por lo tanto, hay que seguir construyendo esos referentes, seguir apostando por la voz femenina y por supuesto, tenemos que dar cobertura a todas esas mujeres maravillosas que hacen muchas cosas cuando normalmente no tienen ni la mitad de posibilidades que tienen sus compañeros, que son hombres.
Aparte de escribir un libro y publicarlo, que ya es tarea, luego viene la difusión, publicidad. La verdad es que actualmente la industria, para bien o para mal, se ha salido un poco de los márgenes y ofrece opciones como el Booktuber — una red donde cuentas con miles de seguidores — podcasts, otro tipo de formatos ¿Qué canales consideras más importantes para darte a conocer?
Yo conseguí llegar a una editorial como Planeta cuando tenía 18 años gracias a las redes sociales. Al principio de todo me autopublico esa novela con 12 años y acabo en un blog en internet donde hacía reseñas de libros y conocía comunidades lectoras. Acabo en YouTube hablando de libros, de los que escribía y de los libros que leía. Y gracias a eso llegué a tener suficiente información para escribir, llegué a tener suficiente cobertura como para que alguien me encontrara, decidiera ficharme y me publicara. Yo siempre hablo de las redes sociales porque son una gran ventana al mundo y nos dan muchísimas posibilidades. Dentro de las redes tenemos todas esas posibilidades. No todo es crear contenido en vídeo, podemos hablar de audio y muchas cosas, sson oportunidades que tenemos a la mano y que podemos aprovechar. Y por supuesto no podemos perder de vista los medios tradicionales como los periódicos, la prensa para otro tipo de público, las campañas de exterior, todo lo que podamos hacer de cara al público. Cuando hablamos de escribir, las ferias del libro son fundamentales. Y también te digo, si no nos movemos nosotras, nadie nos va a mover.