El proyecto de la Diputación de Granada ha organizado talleres y actividades con un enfoque transformador en cuanto a la corresponsabilidad en los cuidados en municipios granadinos de menos de 20.000 habitantes, muchos de ellos amenazados por la despoblación
Este verano ha sido un verano distinto para muchos municipios granadinos, el proyecto “Granada, una Provincia Correponsable”, del que ya os hablamos en otro artículo de nuestro blog, ha propiciado espacios y actividades para ayudar en la conciliación de las familias granadinas, de las que hemos dado cuenta en nuestras redes sociales: campamentos, escuelas de verano, excursiones, etc que el plan ha facilitado a todos los ayuntamientos que así lo solicitaron.
Pero además, el proyecto Por un verano de corresponsabilidad e igualdad y la Formación a Profesionales sobre Participación en Igualdad han logrado dotar de un enfoque transformador en cuanto a corresponsabilidad en diferentes municipios granadinos en esta apuesta formativa y de concienciación —tanto a población como a personal especializado— en diferentes campos.
Con el proyecto ‘Por un verano de corresponsabilidad e igualdad’, dirigido a municipios con menos de 20.000 habitantes, situados en regiones en riesgo de despoblación como el Poniente Granadino, la Comarca de Guadix y la Alpujarra Granadina, la Diputación se propuso concienciar a la población sobre la importancia de compartir equitativamente las tareas de cuidado, además de incidir en la mentalidad colectiva para construir una sociedad más justa e igualitaria. Para la implantación de este programa, la Delegación de Bienestar Social, Igualdad y Familia de la Diputación de Granada ha contado con la reconocida asociación Mujeres en Zona de Conflicto, que aporta su amplia experiencia en la defensa de la igualdad de género y la justicia social.
Hemos entrevistado a Inma Cabello Ruiz, Coordinadora Área de Educación para la Ciudadanía Global y Emancipadora de Mujeres en Zonas de Conflicto, que nos ha contado la actividad en la que la organización ha trabajado este verano y que todavía se encuentra en marcha, «hemos realizado las actividades a lo largo del verano, una etapa en la que las personas podemos seguir aprendiendo cosas y donde hemos tratado de forma lúdica, educativa, pedagógica y también crítica los temas de la corresponsabilidad, los roles de género y los cuidados, haciendo mucho hincapié, subrayando y apelando a la participación de los hombres en la corresponsabilidad de los cuidados». Inma asegura que las sociedades más saludables son aquellas que comparten estos trabajos y es por este motivo por el que se ha puesto especial atención en conocer cuáles son las causas de esta brecha de desigualdad en las tareas y los roles de género.
Han adecuado las actividades del programa a las distintas franjas de edad de la población. El primer bloque de actividades se ha impartido con títeres para el público infantil, Inma señala que en MZC llevan trabajando con títeres desde la pandemia del COVID al comprobar, a través de la experiencia, que se llega mejor a la infancia trabajando el cuento, la fábula, el mensaje con títeres, «porque se dirigen a los muñecos de una forma diferente a la que interactúan con las personas, además es una técnica muy práctica para desarrollar en espacios abiertos de recreo y de grupo», asegura. «Gracias a ese buen resultado pusimos en marcha una obra de títeres a través del cuento con Arturo y de Clementina, una tortuguita y un camaleón; también hay una rana, la rana Juana, que va contando a los menores a través de la historia sobre el reparto de trabajo quién hace qué, el análisis de las emociones, de la corresponsabilidad y el concepto de que si se colabora entre todos y todas, tendremos más tiempo para jugar».
El segundo bloque de actividades es una Gymkana de juegos dirigida a la adolescencia, «donde tienen que hacer pruebas y jugar en equipo, y se trabaja tanto el qué, como el cómo, no sólo el contenido que estamos tratando de la corresponsabilidad sino cómo se desarrolla, algo muy importante», nos cuenta Inma. El tercer bloque, el cine Fórum, incluye a la población adulta, «aunque el contenido es realmente para todas las edades y hemos querido que fuera una invitación a un cine de verano, aquí se incluye a personas adultas porque se proyectan documentales, cortos, incluso trabajos audiovisuales de campañas relacionados con el tema que dan que pensar, que luego se comentan».
Mujeres en Zona de conflicto tiene cinco áreas de trabajo que lleva desarrollando desde 1995. Son especialistas en el enfoque de género y en el área en el que ha recaído este proyecto de Corresponsabilidad encargado por la Diputación de Granada es en la de ‘Educación para la ciudadanía Global’, «somos un área cuyo trabajo desde hace más de 20 años es generar una conciencia crítica y educativa en la ciudadanía para transformar los roles y las relaciones de género desde una mirada local y global. MZC cuenta con una amplia trayectoria precisamente en este tipo de actividades, los proyectos del área de educación que trabajan con todo tipo de público en todo tipo de espacio educativo formal y no formal», apunta Inma. El objetivo y estrategia de este tipo de actividades, para la organización, es precisamente erradicar todos los estereotipos, prejuicios y brechas de género en aras de una sociedad más justa, más igualitaria y en definitiva, más saludable y más feliz.
La educación como la mejor herramienta para la corresponsabilidad
Inma nos explica que apuestan por la educación como la mejor herramienta para transformar estas desigualdades que trata el programa, «nosotras promovemos a través de nuestra estrategia educativa los valores de igualdad, justicia social y equidad. Si una sociedad no toma conciencia de que la desigualdad de género se sostiene con distintas formas de manifestaciones de violencia, desde la más brutal como llegan a ser los feminicidios y asesinatos de mujeres a la más cotidiana, que es que una sola parte de la familia haga una determinada tarea y tenga un triple trabajo reproductivo, realmente las sociedades no van a mejorar realmente».
También señala otras herramientas para combatir la desigualdad como son la detección precoz, prevención, y atención y acompañamiento, pero la educación es la realmente transformadora, «Claro que la educación es una apuesta a medio o largo plazo pero creo que en realidad ya se puede medir el impacto de los procesos de cambio educativo y la evidencia científica educativa nos cuenta que a mayor nivel de trabajo en educación, en valores de convivencia, de solidaridad, de apoyo mutuo, de empoderamiento, esta sociedad vive mejor», insiste.
MZC llama la atención sobre ese trabajo invisibilizado, en el que se asume un rol de cuidados, «que nos provee de un entorno saludable, higiénico, limpio, con una alimentación saludable, con cariño, amor, un trabajo de 24 horas que no descansa, no remunerado y esencial para sostener el resto de los trabajos». La organización también conciencia sobre el hecho de que «este trabajo sigue recayendo mayoritariamente, como parte de la rutina diaria, en la mitad de la población y esa mitad de la población son las mujeres. Aunque los hombres cada vez se han ido involucrando un poquito más en la realización de estos trabajos, realmente la brecha sigue siendo grande. Efectivamente nos encontramos con una división desigual de distribución de roles que tenemos que intentar erradicar entre todos y todas para que todas las personas sigamos construyendo un hogar y una ciudadanía saludable y que las mujeres podamos dedicar nuestro tiempo libre a tiempo de formación, tiempo de ocio, porque cuantas más horas dedicas al trabajo reproductivo, esto tiene un impacto directo en tu bienestar personal, y en el tiempo de disfrute y formación», explica Inma que además aclara que hay muchos estudios que demuestran que esta gran brecha «perjudica a la sociedad en su conjunto, que se ve privada de la mirada, la construcción y la aportación de una parte importante que forma a la sociedad, que son las mujeres».
Inma se refiere al blog MZC Corresponsables como «una devolución a la ciudadanía de todo lo que lo que han construido junto a nosotras bajo el paraguas de la Diputación de Granada y del programa Corresponsables. Gracias a la iniciativa de la Diputación hemos podido trabajar con Diputación para trabajar estas actividades con toda la ciudadanía que ha querido participar en el proyecto ha ofrecido un incentivo para una época como la de verano, que pensamos que en verano no se hace nada y se pueden hacer muchas cosas divertidas, necesarias y útiles, que nos dejan pensando, en las que aprendemos cómo construir sociedades más sanas e igualitarias».
Tanto es así que en algunas actividades dicen haberse visto superadas por el nivel de participación, que ha sido altísimo, «Quiero agradecer al equipo lúdico y pedagógico de monitoras de MZC que han sabido llevar y manejar grupos muy numerosos y son unas ‘cracks’», asegura Inma.
Corresponsables en la práctica, llegamos a municipios con riesgo de despoblación
También entrevistamos a las personas que han llevado a la práctica este proyecto en 12 municipios de Granada y que este mes de septiembre lo han desarrollado en los municipios de Purullena, Ugíjar, Jorairatar, Alicún de Ortega, Dehesas de Guadix, Cuevas del Campo y Algarinejo. Fátima Candelario y María Zorro son las monitoras del proyecto que además estuvieron en julio en Mecina Bombarón-Yégen, Cádiar, Murtas, Válor y Montefrío, una experiencia que califican como «muy positiva y que tuvo una muy buena acogida; nosotras ya habíamos propuesto hacer talleres en municipios más alejados de la de la capital, pero es que cuanto más alejado, más interés tenían los agentes socioculturales en que lo realizáramos allí, es donde menos actividades llegan».
En su experiencia con respecto al público adulto señalan la necesidad de tratar los temas de feminismo y género “sin muchas palabrejas técnicas”, «cuando nos encontramos con población que la mayoría pasaba de los 50 ó 60 años, el lenguaje tiene que ser como mucho más adecuado también a ellas, porque sobre todo han venido mujeres; nos encontramos que la primera palabra a trabajar es la corresponsabilidad, que al principio dicen no saber muy bien lo que significa, pero luego todas sabían que en sus casas, pues por ejemplo no eran corresponsables, que claramente ellas llevaban la mayor carga de trabajo. Los debates han sido para nosotras súper nutritivos, porque te cuentan su realidad comparando la evolución de sus matrimonios desde el principio hasta ahora. Una mujer nos sorprendió mucho porque decía que su marido había crecido mucho en ese sentido y también cómo han educado ya a sus nuevas generaciones, que gracias a esto pues había bastante diferencia»; según las monitoras, las mujeres de los municipios donde se han desarrollado los talleres tienen claro que el cambio en la educación de sus hijos e hijas «tiene que venir por parte de las dos personas, que ambos fueran un ejemplo en la casa, en la corresponsabilidad de los cuidados con otras personas para que la educación de sus hijos e hijas realmente fuera fructífera en este sentido».
En los talleres, según las monitoras, «la participación por parte de los pequeños ha sido abismal. Porque muchas de las actividades se han llevado a cabo en horarios y espacios de la escuela de verano y en los espacios de la escuela de verano, esto ha dado mucha confianza y facilidad a las familias por la ubicación y cercanía».
En la Gymkana, la participación ha sido de jóvenes hasta más o menos 15 años y «ha gustado mucho a pesar de ser muy educativa, porque claramente tenían mucho aprendizaje, eran muy divertidas y se lo han pasado muy bien. La verdad que se ha disfrutado mucho». En la Gymkana trabajan dos grupos, uno lo tiene muy fácil en cuanto a la corresponsabilidad y el reparto de tareas, el otro se enfrenta a diferentes handicaps; mediante esta técnica, según Fátima «todos llegaban a la conclusión de ‘hemos terminado antes porque lo hemos hecho en equipo’ y lo trasladaban a su vida y el reparto de tareas en sus casas». Señalan el caso de una niña que protestó cuando en una actividad se refirieron a un descanso de dos horas al día para las mujeres, que dijo, «eso es mentira, mi mamá no tiene ni dos horas», recuerda María. Celebran que después de la Gymkana se comprometían a ser más corresponsables en su casa, «a partir de ahora voy a hacer mi cama todos los días y es una tarea que le quito a mi madre».
Respecto al teatro de títeres destacan el momento final en el que los peques conocen a los personajes, «la sorpresa es que aún viéndote como entras detrás del escenario con las marionetas, ellos no lo asocian, piensan que las marionetas tienen vida propia. El teatro ha sido muy chulo y ha tenido muchísima acogida, se podía apreciar en sus caras cuando están conociendo a los personajes y le ponen la mano, intentan abrirle la boca».
En cada municipio, los talleres han transcurrido distintos, «todos han salido diferentes, aunque hayan tenido la misma estructura. Dependiendo del público, las edades, el momento, los títeres se han hecho más cortitos o se han hecho más preguntones porque a lo mejor los niños y las niñas estaban más distraídos; ha habido otros en los que el elemento del silencio era abismal y les encantaba. Hemos tenido grupos a los que les ha encantado la gymkana y hemos añadido alguna prueba extra porque les estaba gustando muchísimo o hemos tenido que quitar porque el grupo era menor y no llegábamos a poder realizar toda la prueba».
Fátima y María dicen haber disfrutado mucho de la experiencia, «al impartir los talleres pasas días muy intensos en los que pasas todo el día fuera de casa pero cuando tienes un buen trabajo en equipo y te gusta lo que estás haciendo, pues se disfruta mucho».