Igualdad en Granada

Granada es pionera en bebetecas: espacios para niños y niñas no lectores donde tienen su primer contacto con libros

Bebetecas de las Bibliotecas públicas municipales de Monachil y Baza

Monachil alberga la primera bebeteca andaluza que pronto se replicó en otras localidades. Hablamos con las impulsoras y “bebetecarias” de las bibliotecas municipales de Monachil y Baza

Bebeteca es un término que se acuñó durante la 5ª Conferencia Europea de Lectura celebrada en Salamanca en el año 1987. A partir de este año fue el nombre de la biblioteca de los más pequeños donde numerosos bebés, niñas y niños tienen la oportunidad de establecer su primer contacto con los libros y potenciar su creatividad e imaginación. 

La bebeteca no es una guardería donde las personas adultas pueden ‘dejar a los niños y niñas para hacer otras cosas’, es un espacio donde las criaturas, de entre cero y seis años, comparten con adultos, con sus familias o personas al cargo, un tiempo de ocio en el que interactúan con libros adaptados a sus edades con una estimulación intelectual y afectiva a la vez que pasan un tiempo de comunicación con su acompañante adulto en momentos asociados al juego y el disfrute.

No es casualidad que el término bebeteca se acuñara en Salamanca, allí es donde Beatriz Molina González, directora de la Biblioteca Pública Municipal de Monachil ‘Río Monachil’, encontró la fuente de inspiración para idear su propia bebeteca en Granada. Beatriz visitó la Fundación Germán Sánchez Ruipérez en la década de los 90, fundación internacional del libro infantil y juvenil, innovador y pionero en técnicas de animación a la lectura, donde recibió formación y vio por primera vez un espacio de aproximación al libro para los no lectores. La iniciativa le entusiasmó, comenzó a investigar y decidió iniciar un proyecto propio. En 1999 creó la primera bebeteca en Andalucía que ahora cuenta con 22 “bebesocios” con carnet y 1.242 libros para bebés. 

Leyendo en la Biblioteca Pública Municipal de Monachil ‘Río Monachil’

El aspecto más importante del proyecto para ella fue la organización del espacio e ‘inventó’ un método para que las criaturas usuarias fueran autónomas y aprendieran a colocar los libros. El reto suponía establecer un método para que los y las bebés supieran ‘ordenar’ los ejemplares sin utilizar caracteres alfanuméricos. Beatriz ideó un sistema propio con ayuda de ‘iconos’. Un conejito señala los libros que tratan temas de naturaleza, los de alimentación: una manzana, formas geométricas señalan los que tienen que ver con la geometría, letras y números los que contienen caracteres alfanuméricos, los libros que comunican sobre el mundo que les rodea llevan una casita; los que llevan texto se clasifican en ‘para que me lo lean’, con un dibujo del bebé acompañado, o ‘para leer sin ayuda’ con el bebe y el libro. Cada icono se corresponde con una pareja en un cajón donde las criaturas pueden depositar los ejemplares, «los niños y niñas establecen esa conexión de ordenación temática y es muy útil, hay bebés con un año y poco que ya saben ordenar la bebeteca».

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La bebeteca enseña a ordenar el espacio, Monachil.

También ideó un espacio diáfano, sin muchos muebles, con cojines y peluches, habilitado para poder estar en el suelo, «un lugar cómodo y alegre donde el libro es un elemento más de relax y confort, donde se asocia al libro con un momento de ocio agradable en vez de una obligación del ámbito escolar», nos describe muy apasionada, Beatriz. Para ella, como para el escritor José Saramago, ‘el libro debe ser un amor’, se declara no partidaria de la imposición de la lectura o de la obligación de plasmar la lectura en una ‘ficha’, «Imagínate como adulta, si de cada libro que leemos tuviéramos que hacer una ficha, sería una pesadilla, ¿Te imaginas?». Considera que para incentivar a la lectura a las personas hay que darles libertad e ingeniárselas para lograr el equilibrio con el incentivo, «la obligación a la lectura se convierte en una disuasión. Hay que dar libertad para dejar un libro a la mitad, decidir el género, pasar de un género a otro, experimentar, la lectura tiene que ser placentera porque llena espacios de tu vida: a nivel cultural, psicológico, artístico, de ayuda, de relaciones sociales; la lectura es un instrumento que le estás dando a esa joven, ese niño, no le puedes obligar, no está en su naturaleza; puede generar el efecto contrario y que lo rechace, es muy complicado pero se puede hacer, yo lo he hecho».

¿A qué edad se pueden hacer socios de la bebeteca? al día siguiente de su nacimiento

Beatriz hace balance de estos 23 años y concluye que la bebeteca funciona muy bien, aunque «mucha gente desconoce su objetivo y nos preguntan ¿A qué edad se pueden hacer socios de la bebeteca? y yo les digo, al día siguiente de su nacimiento». Tienen libros para bebés de tres meses de tela, para el baño; «hay niños de un año que ya vienen con su carnet en la mano». Para Beatriz, las criaturas establecen esa conexión muy pronto, «del mismo modo que a un niño o una niña con seis meses le llevas con carrito al supermercado, y le muestras lo que puede hacer o no y cómo hacerlo, si quiere coger algo de la estantería le dices que no, y si quiere llevar algo por sí mismo a la caja  puede hacerlo incluso con ocho o nueve meses; y establece una conexión del funcionamiento del supermercado, pues igual puede hacer con la bebeteca».

En la bebeteca organizan bebecuentos: actividades de animación a la lectura para niños y niñas menores de cuatro años, con grupos como máximo de 15 personas en la que las criaturas van acompañados con una persona adulta«es una experiencia de lectura de la persona adulta con el niño donde los dos disfrutan, a la gente le sorprende y le agrada mucho; todas las plazas se llenan en los bebecuentos, son muy populares». En esta experiencia conjunta de cuentos con libros acompañados de luces y sonidos se se trabajan los colores, las reiteraciones con musicalidad, las rimas, «los papás y las mamás, o los abuelos, repiten las rimas con los bebés y al final resultan como una nana, poesía al fin y al cabo», describe Beatriz. Realizan un bebecuentos una vez cada trimestre, el pasado día 21 de abril disfrutaron de uno para el Día del Libro.

Bebecuentos en la Biblioteca Municipal de Monachil ‘Río Monachil’
Evitar que se use la bebeteca como lugar de juego ajeno a los libros

La bebeteca de la Biblioteca Pública Municipal de Baza, José Becerril Madueño, sigue los principios bebetecarios en un espacio moderno y diáfano del que nos da cuenta su bibliotecaria Dolores Serrano Camanforte. Esta bebeteca estaba integrada desde el principio, junto a otros espacios lectores como la comiteca, cuando se construyó la biblioteca en 2014. La voluntad por parte del Ayuntamiento de Baza de crear una biblioteca amplia, y con todo lo necesario para las necesidades lectoras de la comarca, lo hizo posible. 

La bebeteca de la Biblioteca pública municipal de Baza, José Becerril Madueño.

Se trata de un espacio diseñado para bebés de entre cero y tres años donde las criaturas pueden tener el primer contacto con los libros y en el que el papel de los padres y madres  es fundamental «porque son los que se tienen que implicar para contar historias a sus hijos; los libros tienen mensajes cortos, palabras, canciones, colores, sensaciones», nos cuenta Loli. Ofrecen alrededor de 150 ejemplares y materiales que se renuevan frecuentemente porque «se estropean bastante por el uso, bendito uso», Loli nos explica que se trata de libros adaptados a esas edades, «todos los ejemplares incorporan algún tipo de juego, tenemos libros en cartoné, en tela y son materiales que no se puede prestar, es de uso exclusivo en la sala».

La magnífica sala de la bebeteca de Baza es muy luminosa porque cuenta con tres paredes de cristal y se diseñó con unas características específicas, «queríamos que todo el material estuviera adaptado a sus necesidades, con estanterías bajas donde tuvieran todo a mano, imprescindible una gran alfombra para sentarse en el suelo, con cojines, asientos y sillones bajos y cómodos». Unos cajones albergan aproximadamente 60 cuentos de tela con características de juego, marionetas, un tren, etc. El diseño de la sala también fue concebido con un propósito «no quisimos darle aspecto de colegio, donde hay muchos colorines, en nuestra bebeteca los muebles son blancos y lo único de color son los asientos rojos y una pared donde hay un mural con un libro abierto del que salen letras de colores. Es la única decoración». La sala cuenta con una pequeña habitación con un cambiador donde cambiar el pañal a las criaturas, donde la mamá que quiera pueda dar el pecho o para que las familias puedan dejar allí sus pertenencias y asistir «libres de trastos a disfrutar de la bebeteca». 

La bebeteca de Baza es blanca, luminosa y diáfana.

Loli, como Beatriz, nos señala que las normas de la bebeteca prohíben que se coma o beba en el espacio, «no es el sitio donde darle la papilla o el zumo al bebé, es un lugar donde disfrutar de la lectura compartida un promedio de media hora a tres cuartos para que los bebés tengan la mejor experiencia, después de esa franja horaria los bebés suelen aburrirse». En la bebeteca se produce su primer contacto con el mundo de la lectura y quieren que lo sientan de una manera muy viva y dinámica, como un juego. 

Atesoran muchas anécdotas, todavía recuerdan una actividad propuesta por una mamá maestra de música que realizó una actividad sensorial usando violín, viola y chelo, pelotas de goma suave y una carpa de colores, cantaba a cada bebé una estrofa con su nombre, «y no veas los chiquitines de dos años, la atención que tenían puesta en ella y la actividad tan tierna que generó, fue una experiencia muy bonita», recuerda emocionada Loli.

Un lugar propio y cómodo donde experimentar la ‘iniciación’ a la lectura. Baza

La sala alberga la actividad de cuentacuentos de la biblioteca cada viernes a las 18h, también celebran programaciones especiales matinales en festividades como Semana Santa, «desde muy temprana edad trabajamos para que los cuentos tengan perspectiva de género, el mensaje de igualdad les llega», afirma orgullosa Loli. 

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